TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO


Triángulo de amor bizarro. Triángulo de amor bizarro.

TAB se mueven airosos en su quinto álbum entre el monolítico bloque de sonido seco y las melodías flotando en eco. Entre la actualidad y los 90. Igual que dicen que el pulpo de la costa de Galicia sabe mejor en el interior, TAB le dan la vuelta a su propia historia, como una piel que se ve por los dos lados y su público, se convierte en el vecino sorprendido que les mira en el rellano de la escalera, deseando saludarles y preguntar y suben o bajan. 

Para conseguir la impresión de que están en todos los sitios a la vez, se sirven en parte, de la combinación alterna de las voces de Isa y Rodrigo. Una de cal y otra de doble cal. Abren la caja de los truenos a toda prisa, luego baja, después sube y vuelve a subir...Combinan canciones con predominio del ritmo con otras donde manda más la melodía, las letras de descaro urgente con otras letras más sutiles. Al final de algunas estrofas entran en bucle con la misma frase: El mensaje haberlo haylo y no es otro que el de apabullar al oyente; si les preguntas, te contestarán con doce canciones rotundas. Todas están pensadas para dejarte sin habla. El clima es templado y húmedo por la densidad y la velocidad que imprimen. Su sonido excéntrico de matices desdibujados en amalgama de eco y saturación. Es un cocktail letal de queimada noise tan brutal que parece que a los mandos de la mesa esté el mismísimo Kevin Shields. En este disco, se entra atravesando varias capas y, cuando estás cerca del núcleo primigenio, más o menos en la quinta provincia de Castroforte del Baralla, aparece otro disco diferente. 

En “Triángulo de Amor Bizarro” (el álbum) hay un lugar paraíso para militantes. Un lugar que cuanto más se visita, más se aleja de la primera impresión. Un disco que, como todas las grandes obras, se resiste a la etiqueta. Esto es Triángulo de Amor Bizarro. Suban. O bajen.