MARÍA JOSÉ LLERGO


Sanación. María José Llergo

Cuando fue portada en marzo de la extinta (en papel) Rockdelux, las comparaciones estaban servidas. Y es que entre todos los renovadores (y, sobre todo, renovadoras) de las  múltiples tradiciones musicales de nuestro país, las más exitosas son las que parten de la música de raíz andaluza (ya sea flamenco o folclore). Se puede afirmar sin problema que ya hay distintas escuelas entre quienes abren nuevas vías, Llergo está más cerca del camino transitado por Silvia Pérez Cruz que por la senda de Rosalía, aunque sólo sea por el timbre de voz, pero encuentra su mejor acomodo y singularidad cuando su voz se sostiene sobre sintes y no sólo sobre guitarra. 

Son siete piezas en las que, afortunadamente, se incluye “Niña de las dunas” con la que se dio a conocer. Todos los textos son suyos salvo una letra no original, “Soy como el oro”, letra de los llamados cantes de faena, en este caso, un canto de trilla. El primer corte es una soleá fabulosa “De qué me sirve llorar” que combinan con momentos de mensaje distinto como “El péndulo”, más cerca de un tipo de chill out que se aleja del mensaje general del álbum. 

El disco transcurre con calma, entre andanzas de neoflamenco, y una producción poco recargada, que mide los tiempos y es efectiva.

Es en el cierre, “Me miras, pero no me ves”, donde está el punto álgido de “Sanación”. Ahí está la voz perfectamente ajustada y en su terreno. Con la guitarra espectacular de El Paquete en combinación con el sintetizador que marca de manera muy clara los acentos el compás de seguiriyas que, en esa cuentas de binarios y ternarios, logra el pequeño milagro: el flamenco no tradicional también es curativo.