GINEBRAS


Ya dormiré cuando me muera. Ginebras

Mientras que Hinds suenan frescas y actuales y Cariño son desaliñadas en factura, Ginebras asumen una producción más “clásica” para vestir una colección de canciones excelente. Si alguien ve resquicios de aquel tonti pop de los 90 se equivoca: mientras que esa corriente se perpetuaba en lo infantil, esto es pura juventud. Una vez dicho a quienes no se parecen, podríamos ver con quiénes comparten ADN. Se trata de puro pop a la española, puesto al día, como algunos momentos a lo Pereza iniciales (con quienes, además, comparten el imaginario a Madrid, o la canción dedicada a The Beatles…) o asemejados con los primerísimos El Canto del Loco. Pero tampoco del todo. Esto es puro pop con las estrofas creciendo irrefrenables para desembocar en gloriosos estribillos. Y un tratamiento de la voz absolutamente contagioso. Y las canciones no sólo son buenas, sino creíbles, muy creíbles y ofrecen referencias constantes al momento actual (Broncano, HBO, Instagram, Rufus, Carmen Lomana, Young Beef, Taco Bell, Cabify, El teletubbie morado, Putochinomaricón o Merlí pasan por su trituradora lírica). Es casi un inventario que los exégetas del futuro podrán reconstruir para estudiar un momento muy concreto de nuestra época.

Su concepto de pop amplio es lo que les permite coquetear con aires de rumba, ecos sixties o toques ska lo que hace que, en ningún momento, el disco se haga monótono. Es pop “made in spain” dicho en el mejor de los sentidos. Y en España, país lúdico por excelencia, no se duerme. Hay mucho que contar y cantar.